JUBILACIÓN
Hoy cuando he ido a comprar fruta, la frutera me ha dicho la frase que todos escuchamos por esta época: Qué. ya de vacaciones eh?.
Todos los aquí presentes hemos escuchado esa frase u otras parecidas. Porque para mucha gente somos esos que tienen dos meses de vacaciones en verano. Nadie, excepto nosotros, sabe que esos dos meses de vacaciones no son un lujo sino una necesidad. Qué si no los tuviéramos acabaríamos estrangulando algún niño y probablemente algún compañero.
Por eso sabemos que necesitamos descansar dos meses al año como mínimo después de trabajar diez. Que este es un oficio de función diaria en el que no puedes bajar la guardia porque se te comen. En el que aprendemos con los años a controlarnos y no hacer caso al alumno petardo ni a la clase imposible y que, aún así, siempre aparece alguno que nos da el día o el curso. Por eso creo yo que después de treinta y cinco años dando el cayo nos merecemos un descanso.
Porque la palabra jubilación además del contenido de felicidad que tiene también debe tener alguna raíz indoeuropea relacionada con la palabra descanso. Por eso felicitemos a quienes han llegado a ese merecido descanso.