Causalmente, el penúltimo libro de Pierre Lemaitre de la serie en que novela la historia de Francia desde la I guerra mundial toca el tema de los embalses y sus consecuencias en las vidas de los pueblos a los que inundan. Las diferentes reacciones de los habitantes de un pueblo ejemplifican las actitudes ante algo que las autoridades y los poderes tratan de hacer ver como inevitable. No hace falta irse a Francia, pero verlo fuera hace pensar en la necesidad de energía necesaria para convertir una sociedad en moderna y, por lo tanto, lo fácilmente vendible que es ese tipo de proyectos en un país en el que, además, hay una huida masiva de población del campo a la ciudad que es la gran beneficiaria de la energía. En resumen, parece inevitable e incluso necesario.
España es el país con más embalses de Europa. Los planes hidrológicos son transversales a todos los partidos e ideologías políticas pero fueron durante la dictadura franquista donde aparecieron de forma desmesuras, no en vano apodaban a Franco: “Paco el rana.” Un país devastado en el que nadie podía decir nada y con mano de obra gratuita proveniente de los republicanos apresados era ideal para estos proyectos y representaba para el régimen una imagen de modernidad y progreso. Pero no hay que olvidar que ha habido embalses que han anegado pueblos a lo largo de todos los gobiernos de los diferentes colores.
Este libro trata de repasar las consecuencias y las historias relacionadas con ellos. Evidentemente no puede repasar los 1250 embases que hay en la península, por eso recoge temas relacionados con ellos que nos muestran el lado humano de esos hundimientos, interesándose por mostrar la huella de la experiencia en las personas y no en analizar el plan hidrológico, aunque levanta muchas dudas de quien se benefició de ellos o si fueron realmente beneficiosos.
Comienza por describir la situación de un pantano típico del franquismo, el del Ebro, que construyó mayoritariamente con presos republicanos a los que no dejaron nombrar en la placa conmemorativa. Repasa la lucha contra la burocracia de un pantano que no llegó a construirse pero por el que expulsaron a gente que ha tenido que pagar el doble de lo que les dieron por sus propias tierras para poder recuperarla. Describe la lucha en democracia y contra el PSOE para impedir la construcción del pantano de Riaño. Dedica otro capítulo a entrevistar a aquellos que les cambiaron el pueblo de lugar dejando todas sus memorias y sentimientos bajo un agua que veía casi a diario. Y también a repasar la gran cantidad de yacimientos históricos sepultados bajo el agua.
En la segunda parte recoge los testimonios de desplazados que narran sus sentimientos y sus experiencias sin demasiado resentimiento pero mostrando la humanidad de una experiencia traumática que les han querido silenciar.
En la tercera parte recoge aspectos colaterales de los pantanos como son los ríos antes y después de los pantanos. Fuerza y oscuridad que recorren en balsas o con submarinistas. O las tragedias ocurridas cuando los embalses estallan y se llevan por delante todo lo que hay. Que pueden resumir la opacidad y la prepotencia con que las grandes compañías y el estado han tratado la construcción de embalses. Nadie quiere decir cuando caducan las concesiones, que no son para siempre. Nadie quiere que se vean los monumentos a los muertos en los accidentes o durante la construcción.
Afortunadamente este libro es la lucha contra esa opacidad y para dignificar la pérdida de la identidad social de la gente que se tuvo que ir de esos pueblos. Puede que en algunos casos fuera para vivir una vida con mejores condiciones pero eso no borra el sufrimiento que llevaron consigo.