Muñoz Molina ha publicado un nuevo libro y se ha sumergido en ese género indefinido en el que creo que escribe sus mejores trabajos: un híbrido entre el ensayo, la confesión personal, la crónica y la narración. La casualidad ha querido que haya aparecido al comienzo de esa estación a la que dedica este libro: el verano. El momento tranquilo en el que todo se ralentiza.
Situémonos frente a la llanura manchega azotada por un sol inmisericorde sin horarios regulares y hagamos lo que autor hizo en su infancia: leer El Quijote, tan largo para cualquier época del año. No es una guía a lo Unamuno u Ortega, es la recopilación de la cíclica vuelta al hidalgo que lleva haciendo desde su infancia hasta los sesenta en que se encuentra. La lectura la realiza desde la tierra de sus abuelos agricultores y su lenguaje preciso y hermoso. Desde la sorna de los campesinos tan cercanos a Sancho empieza a volar hacia la literatura que ese texto le ha traído: Proust y Montaigne, ambos escritores de explosiones literarias con obras que parecen desestructuradas pero que, como el autor, siguen una estructura muy racional. De igual modo que Proust, su prosa nos envuelve con su fraseo inacabable y que siempre se ha comparado con el jazz que tanto le emociona, en un paseo lento y exigente.
Pese a no buscar un ensayo canónico sobre El Quijote, analiza eruditamente la influencia de la obra en muchos de sus autores favoritos. Admira su voluntad enciclopédica de compendiar su época desde todos los puntos de vista posibles; su utilización del diálogo como forma de conocimiento que algunos críticos consideran que influyó en el psicoanálisis de Freud. Resalta las figuras femeninas que siempre parecieron secundarias, como las damas de las novelas de caballerías; y finalmente, exalta la capacidad de auto y meta ficción de Cervantes, siempre tan moderno.
Pero ya he dicho que también es crónica y le acompañamos por los paisajes manchegos de ese Jaén que los andaluces no ven como suyo ni los manchegos castellanos tampoco siente cercano. Un hermoso viaje de literatura desatada para la tranquilidad soporífera del verano.
ANTONIO MUÑOZ MOLINA (2025) EL VERANO DE CERVANTES. Editorial Seix Barral 448 pp. 21,75 E.